Repsol acaba de anunciarnos que la libertad de Cuba está
mucho más cerca de lo que pensamos, que la luz al final del túnel ya comienza a
encandilarnos, ¡no hay petróleo!, gracias Dios por esta noticia, no hay
posibilidades para los verdugos y los grilletes se van quebrando, al ritmo en
que avanza la irreversible y cada vez más próxima desaparición física, de los
dinosaurios dictatoriales y de su puntal económico Chavezuela.
Los exiliados vamos necesitando cada vez más el retorno al
terruño, el capitalismo pierde aceite y entre los cuatro ricos, los políticos,
las dictaduras, el radicalismo, el fanatismo y la iglesia al final conseguirán destruirlo,
desmoralizarlo ya lo han conseguido, aquí en España por ejemplo se oyen
noticias tan fantásticas como que trafico le regala más puntos a los
conductores que se han portado bien y podríamos pensar, ¡como nos cuidan!, ¡nos
quieren vivos!, mientras, la iglesia se enfada por un aborto de una pobre mujer
que se muere de hambre y no quiere traer a un ser, para que pase las mismas penurias
que ella sufre hoy, por otro lado los presidentes se reúnen en una cumbre, aparentando
estar buscando la solución a nuestros problemas, cuando en verdad por detrás del
telón lo único que hacen es decirnos lo que les imponen los poderosos en las
sombras.
Resulta todo muy surrealista y me sabe hasta un poco mal
estar hablando en sintonía con el discurso demagógico de la izquierda, que
siempre he criticado y odiado, pero por triste que resulte, la permisividad y
la avaricia nos están dejando sin nada, la tramoya sigue funcionando allí en
las sombras, detrás del telón los poderosos continúan con su casino montado, jugándose
el futuro tuyo, el mío, el de nuestros hijos y nietos.
¿Qué quiénes son? Son ellos, los liquidadores, los
rematadores, los Al Qaeda de los números y las ecuaciones, los jugadores de ese
casino en que se ha convertido la bolsa, los representantes de los dueños absolutos
del mundo, esos que hoy y a esta misma hora ya cotizan a su antojo como si de
un juego de niños se tratara, el trigo que nos dará el pan, que nos comeremos
en 2020, una manada de desalmados, hijos de putas que juegan con numeritos en
una pantalla, a ver quién tiene más al final de cada día, sin tener en cuenta
los sufrimientos, ni importarles un ápice los gobiernos, ni las dictaduras, allí
están en su algazara, excepto de todo control político, militar o religioso,
ignorando la sociedad vanagloriándose de su gloria vana.
No les importa lo que hagas, ni dejes de hacer, para ellos
solo somos cifras, estadísticas y comodines para hacer más rentables sus
riquezas, somos esclavos de sus designios y de sus caprichosos planes, si tienen
que hacerlo por el bien de su dinero, abrazan a Castro o besan a Chávez, ignoran si
es necesario a la oposición o la anulan con una visa o permiso de destierro, ven la esclavitud laboral inhumana de
China como un modelo económico a seguir, ahí están y seguirán por los siglos de los
siglos, ellos, los liquidadores, los secuestradores de la felicidad, los
subastadores de la humanidad. Inmunes a todo, comprando la ley y también la
trampa.