El tsunami de Blogger

Post de Vagabundia.

Buenos dia, buenas tardes, buenas noches. Aquí estamos otra vez, tratando de verificar que todo esté en su debido lugar porque luego del tsunami de Blogger, uno desconfía hasta de su propia sombra.

Empezó con el "mantenimiento" del miércoles/jueves y terminó ahora, luego de casi 48 horas.

Hubo un momento en que todo parecía normal y se podía acceder pero se mostraban mensajes que nos alarmaban, cosas como "usted no parece tener aún ningún blog ¿quiere crear uno? Las cuentas parecían estar bien pero adentro no había nada de nada.

Evidentemente, en ese proceso de mantenimiento, alguien metió la pata en alguna parte y el sistema hizo PLOP, dejándonos a todos con un lindo cartelito informativo y el corazón en la boca.

Blogger no está actualmente disponible

En estos momentos, Blogger no está disponible. Sentimos esta interrupción del servicio.

Consulta el estado de Blogger para obtener más información.

Poco se decía al respecto en los sitios que se supone que están para informarnos de estas cosas; uno iba a ahí y sólo se mostraba el mensaje del mantenimiento. Algo extra podía leerse en Twitter pero tampoco mucho: en todo caso, podíamos consolarnos al confirmar que el problema no era nuestro sino general y claro, de ese modo uno se siente acompañado en la desgracia o si se quiere, egoistamente tranquilo al pensar, bueno, si yo no puedo, entonces, que nadie pueda.

Nada quedaba claro y las horas pasaban. Los tweets mezclaban textos de disculpas repetidos hasta el cansancio con lo excitados que estaban por el nuevo diseño que nadie lograba ver y en ese momento, a nadie le importaba.

Eso sí, a último momento, nos avisan que las entradas y comentarios publicados desde que se inició el mantenimiento se había perdido; que debieron ser removidos para conseguir restaurar el sistema.

Fueron horas, muchas horas, demasiados horas para que un servicio como Blogger estuviera inaccesible a sus usuarios; no tengo memoria de algo semejante ni acá ni en ninguna otra parte.

En fin. Todo acaba como acaba siempre; ellos elogiando nuestra lealtad y yo, admirando nuestra paciencia.