Me han salido colmillos largos.

Mi comentario sobre este tema
Cuba cansa un poco, los excesos de incoherencia y la falta de veracidad de las noticias, el excesivo acojonamiento de la gente (cuando yo habitaba la jaula allá por los 199-y algo, la situación era mas pasable que ahora y la gente no estaban tan apencadas) yo me paso con ficha, me alegro que esta semana blogueer se haya jodido no pudiendo postear mi articulo semanal, veo muchas cosas turbias en el asunto de Wilfredo y el comportamiento de la familia mas cercana, los métodos de la dictadurisima cada vez son mas efectivos y la prensa mundial poco falto para que publicaran la noticia pidiendo perdón a los verdugos.



por Zoé Valdés
Yo siempre tuve un colmillito medio encaramado en la dentadura de arriba, pero ahora se me ha ido alargando y afilando, no sólo ése, me ha sucedido con los demás colmillos también. Y eso es gracias a la disidencia cubana y al castrismo. Lo del castrismo ya lo sabía, pero lo de la disidencia es nuevo, aunque no muy nuevo.

La muerte de Juan Wilfredo Soto García me ha producido no sólo un crecimiento anormal de los colmillos, además me los ha puesto como punzones, de punta asesina, afilados, y goteantes de un líquido gelatinoso color punzó. No es que no crea en nada ni en nadie, es que ahora muerdo peor que los vampiros, los de verdad, no los vampiros vegetarianos que nos trata de vender el nuevo Hollywood, tan empalagosamente glamoroso y guerrillero.

Nos enteramos de la muerte de Juan Wilfredo –yo en mi caso por Martha Beatriz Roque- pero el resto del mundo al parecer se enteró a través de los blogueros de la isla, no es que sean un batallón: los que trajo el barco. Igual Martha también se enteró por ellos.

Se dijo que Juan Wilfredo había sido asesinado apaleado por la policía, después se matizó con aquello de que era un hombre enfermo y que había muerto como consecuencia de la paliza –lo que ya no es lo mismo-. Los voceros de la dictadura castrista argumentaron que aquello era una falsedad, y no le creímos, porque son los voceros de la dictadura. La familia del “asesinado” no hablaba, pero la Bloguera más famosa twitteó fotos de ellos, bastante sonrientes, por cierto. Después nos enviaron fotos del cuerpo en un cajón de madera que servía como ataúd, bastante mal vestido, con la barriga afuera incluso. ¿Con el dinero que recibe la oposición desde el exilio nadie pudo comprarle una vestimenta decente a este señor para que no se fuera para el otro mundo con ese look de facineroso con el que lo enterraron?

Al parecer, según me cuentan, porque yo he estado muy atareada en estos días, y según leo en algunos blogs y periódicos del exilio (sólo 3 en 52 años, y los 3 resultan sospechosos), Guillermo Fariñas fue nombrado vocero de la familia. La familia, in situ, y de inmediato, niega que Juan Wilfredo Soto García, el que ya pasó a llamarse #JWS en Internet, igual que Orlando Zapata Tamayo pasó a llamarse por obra y gracia de Facebook #OZT (estamos como los mismos castristas, poniendo siglas para todo), haya sido asesinado, y tampoco como consecuencia de la paliza propinada por los policías; sino que el “occiso”, como lo llama el NadieTeVé (NTV), estaba desbaratado por dentro de enfermedades, podrido de pancreatitis, con presión alta, vaya, casi muerto. Lo que me confirma que las calles y los parques de Cuba están llenos de zombis, porque según el estado tan crítico, casi en coma, en que se encontraba Juan Wilfredo, ¿cómo era posible que tuviera ganas de encontrarse discutiendo en un parque? Cuando, más bien en tal estado una persona sólo desearía acostarse en una cama, o en un ataúd. Igual esa era la discusión que sostuvo El Estudiante (seudónimo o nombrete, según quien lo diga) con el policía que lo agredió, si es que lo agredió, a lo mejor lo ayudó:

JWSG:

-Mira, chico, me siento malo, enfermo de gravedad, me duele el páncreas, tengo la presión alta, y aquí estoy, en este parque, esperando a que tú llegues…

Policía:

-¿Y por qué no vas y te acuestas? (En tono muy amable).

JWSG:

-Porque no tengo cama. Porque Cuba es una potencia médica, hay hospitales en cada esquina, pero no hay una tienda que te venda un jodido colchón, ni una singaíta cama… (Las malas palabras expresan la baja educación, lo tralla, vamos, que era el opositor, lo que es normal en los opositores, según el régimen).

Policía, (armándose de paciencia, porque quiero que sepan que se trataba de un policía desarmado, el otro era el que estaba armando de una pistola, el disidente (después descubrieron que se trataba del hueso de la cadera, algo botado). El policía sólo llevaba una tonfa, la que por cierto, un reconocido disidente cubano, declaró que a él se la introdujeron en el ano en una ocasión, y desde entonces decidió ser doble agente, tanto placer le dio):

-Pues mire, ciudadano (nada de escoria, ni gusano, ni hijoeputa), váyase a acostar al hospital más cercano.

JWSG:

-No me aceptan, porque dicen que deben preservar las pocas camas que tienen para los enfermos graves, y yo para ellos estoy más muerto que vivo, no me dan el ingreso. Se niegan renuentemente. Lo único que me queda es irme a acostar a una tumba, en un cementerio.

Policía:

-Permiso, ciudadano (no lo llamó compañero para no herirle la sensibilidad de opositor), le voy a dar una buena entrada de tonfas, y así podrá usted acostarse cómodamente en un sarcófago.

Y ahí mismo le entraron a tonfazos, y cuando Juan Wilfredo empezó a boquear en el estertor final, el policía tuvo la delicadeza de prevenir telefónicamente a la familia.

La familia acudió, ni sobresaltada ni nada, acompañada de Fariñas, tal como le aconsejó el mismo médico que acompañó al famoso y mediático huelguista en su huelga de hambre, de sed y de vergüenza. Por cierto, Fariñas culpa al policía y no al régimen, y ya está haciendo un llamado a una huelga de hambre general –como si el pueblo cubano no la estuviese haciendo desde hace 52 años- con el objetivo de quitarle los focos al muerto y que lo vuelvan a enfocar a él.

El policía les explicó que las últimas palabras de admiración y agradecimiento del “occiso” habían sido dedicadas a Fidel y a Raúl, y que ellos, por supuesto, no podían acusar a nadie, mucho menos a los líderes de la Revolución, de que había muerto por culpa de los tonfazos que él le había propinado debido a la urgencia de colchón que tenía el ciudadano, sino que para ser fieles a la justa verdad, Juan Wilfredo había muerto de muerte natural, porque cuando lo encontró en el parque estaba loco por que lo enterraran de una vez, tan mal de salud se sentía, y para descansar como los Chacumbeles mandan en un sitio cómodo y confortable.

Y es lo que ha repetido la familia a la prensa, sin dudarlo un segundo.

De otro lado, la bloguera Míriam Celaya escribió en su blog que un policía se había suicidado, uno de los policías que golpeó al Opositor Occiso, al que a partir de ahora llamaré #OO. Resulta que la bloguera, una de las mejores del mundo blogueril cubano del interior, el único válido, el más enterado, el que se las sabe todas, o sea, una miembra de Voces Cubanas, que es el Comité Central de los Blogs en Cuba, al no confirmar la información, como hacen los periodistas de una punta a otra del planeta, menos en Aquella Isla (salvo uno o dos), mintió o cometió una pifia garrafal, que para ellos no lo es, desde luego.

Y así estamos, los de afuera, repitiendo las bloguerías o globerías de algunos de los de adentro. Por lo tanto, el próximo muerto que haya, que seguro habrá desgraciadamente, mientras exista la estirpe de los Castro dominando la isla, me lo tendrán que confirmar con fotos de las marcas y cicatrices en el cuerpo, con fotos de los policías matándolo en el acto, con declaraciones de la madre, del padre, de la mujer, de los hijos, y si es posible del mismo muerto. Y voy a ser amable y no voy a exigir la foto del muerto publicada en Granma porque no voy a ponerme yo tan de mala leche igual que un prefecto de policía francés.

A la familia de #OO sólo me resta informarle de algo: en el día de mañana, que la isla se encuentre en democracia, y se consiga llevar a los asesinos a los tribunales, ellos tendrán que asistir en calidad de cómplices, como mismo se hizo en todos los juicios en contra de los tiranos que han querido dominar el mundo, dado que en el momento de los hechos se pusieron del lado de los criminales divulgando un falso testimonio en contra de la víctima. Para entonces, el Vocero no lo encontrarán de su lado, pues se hallará, lo más probable, entre los jueces que los condenen, ya que desde hoy hacia ese entonces, ya habrá dejado de ser vocero, periodista independiente, psicólogo, militar… perdón, militar no, nunca lo ha sido, según los periódicos del mundo actual, que ya le borraron ese nimio defecto castrista, para llegar a ser juez de una Corte Penal Internacional.

¿Se dieron cuenta de por qué me salieron colmillos como puñales? No, como puñales no, como cimitarras.

Zoé Valdés.

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