04 diciembre 2010

CARTA DEL CHE-VERE A SU SOCIO

Asere me acuerdo ahora de todas la movidas que metimos, de cuando te conocí en el solar, en el cuarto de Eva la jinetera en Luyano, de cuando me propusiste meternos en el trafico de carne de res, de toda la tensión de los preparativos antes del hurto y sacrificio.
Un día pasó el jefe de sector preguntando a quien debía avisar en caso de que nos partiera con las manos en la carne y la posibilidad real de que nos metieran en cana nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto que cuando uno se mete de lleno en el bisne en Cuba o te llenas de baros o te mueres en la cárcel (si el negocio montado da billetes). Muchos consortes se quedaron por el camino, en Kilo 7, Valle Grande, Combinado.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque pactamos con el jefe de sector, pero el hecho se repite, ahora mi hijo y tu hijo están en la misma jugada. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a este negocio y me despido de ti, de todos los consortes que estábamos en la jugada, me piro, la casita del pueblo sé que me la van a quitar, que ya no es mía.
Hago formal renuncia de mis cargos en la banda, de mi puesto de carnicero A, de mis habilidades de traficante, de mi condición de bisnero. Nada legal me ata a Cuba, no quiero que cuando me saque la nacionalidad argentina me salgan en los antecedentes el hurto y sacrificio.
Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber traficado con suficiente habilidad y dedicación para consolidar el triunfo de nuestra banda y nuestras relaciones con la policía corrupta.
Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos, es que la cantidad de chivatos que hay en la calle nos hace ver en cada uno de nosotros un posible policía vestido de civil, y también no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de matarife y bisnero.
He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestra banda en los días luminosos pasados en las casas de la playa y en los tristes de las redadas policiales.
Pocas veces hubo tanta carne de res en el mercado negro que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de matar y de trocear el animal sin apreciar los peligros de la cárcel.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mi modesto oficio. Yo puedo hacer lo que tú no puedes, por tener la tarjeta blanca y llego la hora de sepáranos.
Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí te dejo los cuchillos, la chágara y el delantal y lo más querido entre mis cosas más queridas, el Lada 2107… y dejo a un montón de gente que siempre me compro, que me admitió como su carnicero de la familia, eso lacera una parte de mi espíritu. En las calles de Buenos Aires montare mi nueva carnicería y llevare allí mi arte de matarife que me inculcaste, el espíritu comercial y carnívoro de mi gente, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes, darle de comer al pueblo a precios accesibles no los de la shopping, esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que me libero de Cuba, de cualquier responsabilidad, de cualquier posible chivatazo por envidia posterior a la salida. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para aquel toro “Comandante” que fue el que más carne nos dio y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas, tu evolución en la bolsa negra y tu ejemplo de busca-vida al que tratare de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con el bajo mundo habanero y lo sigo estando. Que donde quiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser matarife cubano y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material para que no se lo quiten y los impliquen en el hurto y sacrificio. Que no pido nada para ellos, ya yo les enviare lo suficiente por DHL o el Banco Popular de Ahorros, hasta que pueda sacarlos.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestra banda, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.
EL CHE-VERE

6 comentarios:

  1. Muy buena tu versión de esa asquerosa carta. Me gusta más tu forma de decir las cosas.

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  2. Chevere me gusto mucho.
    Saludos a Usted amigo. Ranulfo Ramirez

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  3. ¡Buenísima versión! Felicitaciones.

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  4. Gracias por los comentarios.

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  5. Saludos y mucha fuerza en este Dia de Changó que lo sé muy especial para todos ustedes.
    Un abrazo muy apretado.
    Los quiero mucho.
    Angélica

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  6. Anónimo8:14 a. m.

    Lalo-sano
    que bueno esta esto jajajaja la diferencia entre tu matarife y el che es que el primero mata vaca y el otro gente.
    saluditos

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