Se acerca cabizbajo y temeroso a la puerta por donde se accede a la libertad, está el custodio bien plantado en su paso con una arrogancia propia de un verdadero esbirro, con toda la humildad del mundo el hombre le pregunta.
-¿puedo pasar, compañero?
La respuesta del otro lado no se hizo esperar a través de una voz desgarradora y arrogante.
-Aquí no se puede pasar así como así guajiro.
-Dígame usted que tengo que hacer para poder pasar, replica el guajiro.
-Tienes que ser portador de un permiso.
-Quien da esos permisos, replica.
-Yo no te puedo dar esa respuesta, búscate la vida.
-Pues me quedare aquí hasta que venga alguien con el permiso y veré donde lo consiguió.
-Allá tu.
Y a continuación pensó para sus adentros el custodio, ya estoy cansado de ver gentes como tú que se hacen los comemierdas y al final se cansan y se van.
Paso mucho tiempo esperando, tanto que sirvió para que el custodio y el guajiro hicieran una pequeña amistad, al punto que cada día compartían juntos la comida, se hacían su colada de café, aliñada con algún que otro vaso de chispa e tren (ron barato con sabor a rayo encendido) y se ensalzaban en historias de sus vidas personales hasta bien tarde en la noche.
En una ocasión el custodio le confeso uno de los tantos secretos que habían y le dijo.
-en el laberinto que tienes que atravesar, una vez traspases esta puerta, te espera lo más duro de todo.
Dijo con cierto alarde.
-Hay que convencer al comandante Guarapo y a su hermano el general Pajuza con fuertes argumentos para pasar finalmente al recinto de la libertad.
Ese día el custodio se había pasado de tragos con el guajiro y le comento además que no se pensara que la libertad era la gloria misma, que una vez allí le habían rumoreado que seguían los sacrificios y los quehaceres de la vida cotidiana, que nada cambiaba solo eso lo fundamental para un hombre, la libertad que envolvía todo ese entorno, la paz interior y la no censura de nada ni nadie.
Siempre decía el custodio al guajiro, mira que eres terco condenao, vete y averigua donde dan los permisos, se te esta yendo la vida aquí, sin hacer nada, el guajiro siempre contestaba lo mismo, no, no me voy porque vendrá otro y me quitara la condición de ser el primer cubano que entro a la libertad, entiéndeme quiero ser el líder, el primero en lograrlo.
Así paso toda su vida a la espera de lo tan ansiado por él, la libertad, hasta que un día le llego la hora de irse de este mundo y ya agonizando emitió un susurro poco entendible, el custodio se le acerco y presto atención, muy próximo a él casi pegando su oído a la boca del guajiro, ya muy anciano y desgastado por la vida cargada de miserias y falta de toda libertad.
-Me voy a morir custodio, esto se acabo.
Dijo con una voz ronca y apagada.
-cuéntale a todos que fui firme en mis principios, que nunca me moví de esta puerta y siempre pensé lograr ser libre, lo único que me ha traicionado es, que no viniera nadie nunca con su permiso y me dijera como hacerlo yo.
El custodio le susurra al oído.
-no guajiro te has traicionado tu mismo al no luchar por tu propia libertad, te fuiste por el camino más fácil, esperar a que otro te dijera como hacer las cosas, ahora que te queda poco de vida te diré el secreto mayor, esta puerta a la libertad estaba asignada solo a ti, todos los demás tienen la suya propia, yo sabía que aquí no vendría nadie, pero no podía develar ese secreto, soy tan egoísta como tú, por no poner en peligro mi trabajo no te ayude y tu porque no te robaran el protagonismo de tu hazaña no te moviste de aquí.
Hola!!
ResponderEliminarLagoon tiene una nueva fachada, ¿quieres verla?, pásate por el blog.
Además, para celebrar esta nueva fachada hay dos nuevas entradas.
Pásate y deja un comentario.
Saludos
Has descrito muy bien la realidad cubana, muy bueno el relato y su moraleja asere, un abrazo.
ResponderEliminarKafkiano pero nuestra realidad.
ResponderEliminarLiborio que espera al que le va a resolver su problema.
bueno muy bueno... en efecto, kafka en cuba habria sido escritor costumbrista.... tu relato simbolico tiene la aplastante sencillez de la verdad, sin vericuetos ni enseres para elaborar incredientes sobrantes... ojala todos los escritores fuesen guajiros como tu mismo te haces llamar por alla por mi blog pero yo quiero que todos escriban asi, guajiramente, naturalmente, sinceramente como tu... ya nos va sobrando para la causa de la libertad esos verbos hueros y esos retorcimientos que no son barrocos sino cobardes y mediocres... te felicito de todo corazon y te exhorto a que sigas escribiendo... el unico tamano de los escritores es la grandeza de su espiritu... un abrazo
ResponderEliminarexcelente relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy interesante relato, es bueno para aprender en la vida. Yo salí a buscar la mía, y la encontre.
ResponderEliminarA todos gracias por los comentarios.
ResponderEliminarEstoy madurando una idea que ya expuse parcialmente en mi blog para exigir la libertad de nuestros presos.
ResponderEliminarArmienne en cuanto tenga el proyecto cuenta conmigo, este tema de los presos políticos es de máxima prioridad si no hacemos nada se nos pudren nuestros hermanos en las cárceles.
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