11 junio 2013

PODER DELICTIVO.



Pululan como lobos sedientos de venganza por toda la isla cárcel, disfrazados de adláteres austeros, después de poner a buen recaudo sus robos y triquiñuelas, siempre intentando convencer a ignorantes e incautos de las bondades de sus patéticos programas dictatoriales y sus ficticias aperturas.

Descubrir las mentiras de los dictadores es una carga explosiva contra cualquier sistema totalitario, he ahí el afán por silenciar cualquier proyecto coherente y castigar, expulsar o matar a sus creadores.

La intoxicación dictatorial nos está convirtiendo en unos pensadores superficiales, ahora mismo el contenido de la crueldad infringida desde 1959 no es lo más importante, no, porque el ego y la desconfianza de unos y de otros se están robando el protagonismo.

Parece ser que lo que más importa es la dinámica de los viajes de intercambio, el ansia de salir a respirar aire de libertad, el potenciar nuevas y (desde mi punto de vista personal ) erróneas recetas superficiales que apuestan en su mayoría por convivir casi irremediablemente y en lo adelante con una dictadura de 54 años contaminante y enferma en grado terminal.

 Dejando inmerecidamente en un segundo plano a los que no abandonan el amparo de la memoria histórica, a los que no olvidan ni quieren olvidar por honor o por dolor todos los desmanes y horrores cometidos por los hermanos Castro y su ejército de lame botas que los sustentan en el poder por la fuerza y mediante el terrorismo dictatorial contra el pueblo cubano.

¿Hemos perdido la capacidad de profundizar en nuestra propia desgracia?

La superficialidad es algo que nos está invadiendo y es necesario desconectarnos de ella y sobre todo los pocos cubanos que tiene el privilegio de ser invitados a los medios masivos de difusión en democracia tienen que ser objetivos y plantear solo las cosas importantes y que de forma secuencial nos podrían ayudar a encontrar la libertad sin parches, sin dependencias y sin manchas.