DICTADURASTATION, JUGUETES PELIGROSOS Y UN DIOS POR LLEGAR.

La dictadura poco a poco va perdiendo la paciencia que pretendía vender el dictador sustituto con su cacareada política de cambios y el mamoneo eclesiástico institucional, ya tuvimos una primavera negra pues tenemos nueva ola represiva a la vista, parece que pronto veremos un otoño negro también, la maquinaria represiva sigue engrasada, no hay dinero para comprar comida pero si para fabricar esbirros.

Bueno el caso es, que no importa para nada cuan jodida este la dictadura que siempre se aparece una mano siniestra por la trastienda y le ayuda, ya se divisa en el horizonte un nuevo juguetito que colocaran en manos de los dictadores esta vez es una plataforma petrolífera de aguas profundas y la colocaran en la misma corriente del golfo. No, no, no se froten las manos los balseros, esto no es una estación de servicio, ni de avituallamiento, ni se les ocurra acercarse por los alrededores de sobra sabemos que allí solo trabajaran chivatos del G-2 que estarán perfectamente entrenados para si un día a su amo Castro se le ocurre incendiarla como venganza si no sueltan a los cinco delincuentes o si no levantan el embargo ejecutar la acción, si Pablo Escobar estuviera vivo de seguro ya estuviera reunido con la mafia del MININT para negociar el uso de la plataforma como trampolín de drogas a las costas floridanas.

Dice el hijo del pastor pentecostal, ese que tiene línea directa con “su dios” que en Cuba hay tremendo desparpajo con la mariconeria, los divorcios y la brujería, ya llevan un mes encerrados en el templo que les quieren quitar (a lo mejor para poner una paladar, está en buena zona) esperando que venga su dios en persona y extermine a todos los descarados, coño que le digan a “su dios” que priorice matar a los hermanos de punto cero primero y después que descargue el resto de su ira con los demás pecadores, pero primero los Castro, no sea que se le gasten las pilas e imagínate tu, allí no hay recambios.

Cuba sigue siendo un país circo, un territorio demonizado y ruinoso, dominado por una gerontocracia al borde de la muerte, plagado de consignas delirantes y sometido por una policía cruel, donde golpear y encarcelar a los ciudadanos por el solo hecho de opinar es considerado lo más normal del mundo.