Hace 20 años atrás en 1992 ya Cuba estaba totalmente
destruida lo cual hace intuir que la juventud cubana que hoy estrena su mayoría
de edad se supone que nunca ha visto otra cosa en su entorno que el uso de la
inmoralidad, las dificultades, las carencias,
la destrucción, los actos de lesa humanidad como modo de supervivencia. Por no
mencionar que como si de la salida o puesta del sol se tratara hay que convivir
a diario con la ovni presente represión Castrista como si de algo natural se
tratara, todo este escenario bien aderezado con un incivismo crónico que es usado
cotidianamente por casi todos como válvula de escape para aliviar la ira e indefensión
con que se vive el día a día en la isla jaula.
Esos jóvenes son la primera hornada de cubanos que vieron
marcharse del país a los maestros preparados y con carrera que fueron al unisonó
sustituidos por trabajadores sociales que muchos de ellos escribían en las pizarras
revolución con (s) o campo con (n), que no sabían dar una explicación coherente
sobre cualquier hito de la historia cubana de antes de 1959. Incluso me atrevería
a decir que muchos de estos jóvenes hasta vieron abandonar las aulas y el país a
estos trabajadores analfa-burros adaptados para maestros de la noche a la
mañana por las circunstancias y esta vez eran sustituidos por un programa de televisión
que hacía las veces de pedagogo porque no había más analfa-burros medianamente
preparados disponibles para sustituirlos.
Estos jóvenes no tuvieron niñez feliz y su arraigo a la
patria o sus pequeñas epopeyas de infancia consistieron en ver a sus padres prostituyéndose
con un extranjero para conseguirles un juguete o alguna ropa para cubrir sus
necesidades básicas, estos jóvenes de hoy sufrieron el apartheid al que fueron
sometidos sus padres cuando en su propio país no podían acceder a playas y
centros turísticos aunque tuvieran la divisa necesaria, estos jóvenes tienen
muy bien marcado en sus subconscientes como por imperativo dictatorial sus
padres fueron despojados de toda dignidad y ahora ven como única forma de resarcirles,
el escapar lo antes posible de aquella inmensa mierda que flota renqueante en
el mar Caribe, a la que todos llaman Cuba.
Estos jóvenes han tenido que soportar la crueldad de ver
morir a sus abuelos en hospitales insalubres y ruinosos que lo único que los distinguía
como centros hospitalarios era el cartel de la entrada, estos jóvenes han visto
a sus abuelos deambular por los portales vendiendo periódicos y bolsas de nylon
para poder traer algo de comer a sus destartaladas casas, sobre sus conciencias
pesa todo este escenario desolador y en sus planes por lógica esta el
abstraerse de formar una familia dentro de toda esa podredumbre.
Entonces nos debemos cuestionar a un joven que ha vivido en
estas condiciones tan deplorables si este se siente incapaz de abrazar alguna
causa política o social, y si puede darse cuenta que es posible un cambio en un
entorno tan agresivo y lejano ha toda civilización. La mayoría de los jóvenes
mayores de edad hoy no ven como solución viable un enfrentamiento a la
dictadura, para ellos la solución está en alejarse al precio que sea necesario
de todo ese horrendo escenario gris creado por 53 caóticos años de represión y
brutalidad Castrista. Estamos ante una generación sin arraigo, apática a
cualquier demostración de heroísmo, abstraída del amor a la patria, ya que esa
patria es la que usan enmascaradamente los represores para devorar a todo el
que se oponga y/o preste resistencia al discurso oficial.
La solución al caos cubano pasa por el compromiso de los
mayores, los que todavía tuvieron la experiencia de vivir un país medianamente organizado,
no creo que esté en manos de los jóvenes que desde que nacieron solo han visto
un desierto de desorganización y salvajismo decidir casi nada y mucho menos
tener una proyección lógica o visión de futuro en esa isla secuestrada.
De nada valen hoy peticiones de derechos que ya nos fueron
dados en su día en los diferentes organismos internacionales y en nuestra
propia constitución (la de 1940), de nada valen cartas y foros volviendo a
reclamar lo que se supone que tengamos concedido, prima por encima de las
peticiones rancias el compromiso de no seguir colaborando con la dictadura en
ninguna de las formas, si nosotros hubiéramos sido respetuosos con el embargo
quizás hoy estuviéramos disfrutando de la libertad en nuestro país, pero resulta
que nunca hemos sido serios, siempre hemos tratado de jugar al sálvese quien
pueda y la especulación nos ha superado y apartado de la humildad que siempre prevaleció
en nuestras raíces cubanas.
Cuba necesita hoy más que nunca el compromiso serio y
resuelto de toda la generación que vio nacer la infamia nacional de 1959, nos
toca a nosotros orientar a los jóvenes, no podemos desentendernos de un
compromiso tan serio, por todos es sabido que los que ostentan el poder están anclados
en su pedestal de mando y no cederán un milímetro en sus despropósitos,
reflexionemos sobre cada dólar que mandamos, sobre cada minuto de conversación
telefónica, sobre la necesidad de realizar o no un viaje, cuanto más serios
seamos en estas cosas más próximo tendremos el día del retorno a la patria. La
libertad no vendrá nunca de un dialogo, los asesinos y los sátrapas no dialogan
y cuando lo hacen es para ganar tiempo y hacer prevalecer su desmesurada fuerza. El que quiera probar hoy las buenas intenciones de Raúl que le tire una piedra
y vera la desproporcionada respuesta del tirano.
NOTA DE ÚLTIMA HORA:
Es tanto el despropósito que recientemente asistimos a la deserción de
la hija del adlátere económico del dictador Raúl vendiéndonos el discurso de que
se acogió a la ley de ajuste cubano en la frontera mexicana por amor y no me extrañaría
que dentro de unos días vuelva a Cuba y rectifique ante todos los verdugos
diciendo que perdonen a su padre, que le quiten la soga del cuello, que ella se
fue por puta. Pareciera que en estos años duros dictatoriales les extirparon la
dignidad a todos estos jóvenes.