Irme por irme, por eso no fue, yo tuve que abandonar mi país porque me canse de vivir en una mentira e hipocresía constante, desistí de una vida cargada de sobre saltos e incertidumbre, que cada vez que tocaran a mi puerta pensara que fuera el despiadado militar constitucional disfrazado de funcionario civil, a pedirme cuenta por mis actos ilícitos y contrarrevolucionarios recogidos en una ley que desoye la presunción de inocencia y obliga a vivir una libertad limitada de derechos y opiniones.
Ahora llámenme mercenario, vendido al imperio, mafioso, lo que sea prefiero todos esos descalificativos a tener que robar o encubrir constantemente robos para sobrevivir, de contemplar pasivamente como las turbas alentadas por la dictadura castigan física y verbalmente a los que disienten del discurso oficial, me canse de no poder contestar cuando no estaba de acuerdo, me harte de la complicidad con policías corruptos que me permitían bisnear después de recibir su parte del botín, de convivir con familiares y vecinos prostituyéndose en cuerpo y alma para sobrevivir y colocarse un escalón por encima de la miseria media nacional.
Yo estoy aquí en el exilio forzado, por mi forma de ser, siempre he querido tener una vida medianamente correcta y decente, preocuparme por una sola cosa, trabajar honestamente para vivir de su fruto, me canse de cohabitar con esa identidad inventada, llamada revolución cubana, que usa una sola familia en la isla, para sustentar una dinastía oprobiosa que somete con sus caprichos a todo un pueblo.
Me canse coño de una absurda batalla de ideas contra un enemigo idealizado en la mente perversa de un dictador, ese mismo personaje de porquería que internamente batalla y se erige en enemigo de todos los cubanos al no dejarles opción para salir de la miseria endémica que les trajo su cruel sistema gubernamental desde 1959, esa maldita miseria que alimenta una falta de bienes básicos y de principios que sonrojan y hieren la sensibilidad de cualquier ser humano.
Si comándate de cuatro escaramuzas y ninguna batalla, general de buenos manjares y delicatesen, llámeme mercenario y mafioso es para mí un orgullo, aunque mis deudas se agolpen en un banco capitalista demostrando así todo lo lejos que estoy de ser mercenario, me hace honor cualquiera de sus descalificativos, con sus insultos e improperios corroboro lo lejos que estoy de abrazar toda su perversidad, dele gracias a todos esos trasnochados que compiten por hacerse una foto con usted, cual si asistieran como turistas escogidos al museo del horror, a esos que se pelean por abrirle una puerta para a cambio instalar sus negocios en su finca personal, agradézcales ya que sin ellos no podría usted continuar en su camino por la maldad el odio y la destrucción.
Nosotros los mercenarios y vendidos al imperio queremos paz para nuestra patria, soñamos un cambio sin violencia, deseamos la liberación incondicional de nuestros hermanos presos por sus ideas y por su ilusión de libertad, pero no somos tontos ni ciegos y cuando le vemos asistir al sastre para que le ajuste su traje militar sabemos que lo que quiere usted es guerra, la paciencia de los cubanos ya se agota, desmárquese del absurdo político que le ha propuesto su hermano mayor en su lecho de muerte, recuerde que el solo le dejo durante todos estos años la posibilidad de ser un segundo al mando, abra en este 2010 el país a nuevos horizontes, no se aferre a un esquema descolorido y gastado que solo deja margen a dos opciones que derivan a caminos muy peligrosos. La violencia sin cambios ó los cambios con violencia.
Veremos que le depara el destino, de momento la juventud cubana autentica, la que no milita en ninguna fila oficialista, la que ejerce sus ideas en las calles con los pobres, les vemos afilando sus machetes, esperemos que con su torpeza política no les obligue a usarlos.
Siéntese con su pueblo, dialogue, oiga sus propuestas, que son autenticas soluciones pacificas, desmárquese de esa militancia de línea dura que no asume su jubilación histórica, ni sus graves errores y delitos, abandone su pedestal de prepotencia, no provoque que Cuba se convierta en una Fuenteovejuna, recuerde que usted en su condición de comendador tiene mucho que perder. Dese prisa ya estamos en el tercer acto.